Tras el estreno de ‘La Ternura’, de Alfredo Sanzol, el pasado 27 de abril, ‘Sueño’ podrá verse también en La Abadía del 10 mayo al 18 de junio dentro del Proyecto Comedia del Teatro de la Ciudad
El Teatro de la Ciudad, Premio Max 2016 a la Mejor Producción Privada de Artes Escénicas, regresa a La Abadía, coproductor del proyecto, después de acometer la inmersión en la tragedia grecolatina (Medea, Antígona y Edipo Rey). Para la presente temporada Alfredo Sanzol, Andrés Lima y todo su equipo se enfrentan ahora al reto de desentrañar la comedia. A lo largo de este último año se ha realizado un total de ocho talleres para profundizar en el arte de hacer reír, en el sentido del humor, en el impulso de la risa.
¿Es la comedia constructiva? ¿Por qué el paso del tiempo transforma la tragedia en comedia?… “Cuando pase el tiempo nos reiremos de esto”, decía ella llorando a moco tendido. ¿Es menos profunda la comedia que la tragedia? ¿Cómo se hace reír? ¿Qué diferencia hay entre un payaso y un bufón, entre un comediante y un clown? ¿Es el sentido del humor una forma de ver la vida? ¿Y de vivirla?
El proceso culmina con la producción de dos espectáculos de nueva creación que se exhibirán en ambas salas del Teatro de La Abadía desde finales del mes de abril. Cada uno a su manera y con el sello de su autoría, jugarán con motivos y tramas de la comedia de Shakespeare, el indiscutible maestro que recoge no solo la tradición clásica sino también la de la commedia dell’arte, los cómicos ambulantes y las historias tardomedievales de figuras como Boccaccio. Hasta el 4 de junio podremos ver en la Sala José Luis Alonso La Ternura de Alfredo Sanzol, que ha empezado con muy buena acogida del público, mientras que Sueño de Andrés Lima podrá verse en la Sala Juan de la Cruz del 10 de mayo al 18 de junio, con Chema Adeva, Laura Galán, Nathalie Poza, Ainhoa Santamaría y María Vázquez en el reparto.
Sueño, comedia muy trágica
Lima ya se ha acercado en varias ocasiones al humor y al horror de Shakespeare, en torno a las figuras de Falstaff, Tito Andrónico y Macbeth. Ahora se busca su propio camino a través del bosque del Sueño de una noche de verano, conectando el pálpito del “eros” y “thánatos” de esta comedia con un recuerdo personal de otra naturaleza bien distinta, el fallecimiento de su padre: “Creo que la fuerza de la comedia radica en tomarse las cosas con humor, y eso solo te lo da la distancia y el tiempo. En nuestro proceso de investigación hemos partido de la fórmula matemática Tragedia + Tiempo = Comedia para poder sonreír con el recuerdo de la muerte de un ser querido… Para poder hacerlo necesitamos perspectiva del tiempo”.
Y así, seguramente, se ampliará aún más el mundo de contrastes que impera en la obra original de Shakespeare, escrita curiosamente en medio del invierno, pese al título y a la temperatura que exhala: la delicadeza humana y el instinto animal, lo etéreo y lo terrenal, lo onírico y lo banal, el artificio frente a lo natural, el desenfreno y lo racional, el deseo y lo real.” Una comedia muy trágica.
En este texto original de Andrés Lima un viejo recuerda. Un viejo le cuenta a una loca su vida. Parece un sueño. De joven se enamoró de Elena, la reina de la hermosura, que es muy fea. Y su amiga Titania, amiga de él y hermana de ella, se enamoró de su amigo, de él, Javier, que se convirtió en un asno y rebuznaba poemas de amor de Shelley para Elena, pues despreciaba a Titania, diosa enana. Elena, bella fea, que quería al que no le quería, ora si ora no, porque es caprichosa como las ostras o las setas. La música trance les envuelve en el bosque y el deseo les consume en la residencia de ancianos. Solo la loquita mantiene la cabeza sobre los hombros… y acompaña al viejo a una buena muerte.
Lima reflexiona: “¿Por qué decimos ‘te necesito’? ¿Cuál fue tu primer amor? ¿Qué te vuelve loco: un amor no correspondido o una vida no vivida? ¿Por qué nos intranquilizan los locos?, ¿y los simples? ¿Qué hay después de la muerte? ¿Y antes? Quiere esta comedia mirar el placer y el dolor y darle sentido a este baño de sensaciones que puede ser el amor a la vida”.
Bajo este planteamiento inicial el padre expresa su deseo de vivir y de amar con doliente intensidad… Y su locura… Sueño muestra una historia divertida y cruel a la vez, un viaje de emociones que va tomando forma a través del ejercicio malabarístico de unos intérpretes expuestos al riesgo. Sueño es la historia de un hombre que, conforme se acerca a la muerte, va teniendo más y más deseos de vivir y de amar. Con la muerte acechándole, el viejo bebe, y la bebida le ayuda a conectar con el pasado –en verso– y a rejuvenecer recordando los amores que se quedaron en el camino. Pero entonces, cuando la bebida deja de tener efecto, el viejo regresa a una realidad que cada vez le pasa mayor factura.
Los protagonistas de este espectáculo transgénero (las actrices interpretan hombres sin transformaciones físicas ni caracterización) aman, ríen, lloran, bailan, beben, se divierten… Y todo lo hacen de una forma apasionada. En esta vida hay que tener –repite una y otra vez el director– sentido del humor, en los buenos y en los malos momentos. Sueño es una comedia que, en el fondo, esconde una tragedia, y en esa contradicción, que no es más que la tragedia de no ser amado, surgen una serie de personajes inspirados en la vida de Lima y en algunas de las tramas más conocidas de las comedias de Shakespeare.
Precisamente, la muerte es uno de los temas más rescatados por la comedia. Esa combinación difícil de dolor y comedia se mezcla en esta comedia trágica que conecta directamente con la reflexión de los límites del humor, los códigos éticos y el peligro de la regulación y la censura. Para Lima, el humor no debe tener otros límites que los personales a través del sentido común.
Sueño es la búsqueda de un equilibrio entre ficción y realidad. El espectáculo interpela al público continuamente con la esperanza de que este sueñe el mismo sueño. Un sueño que, en este caso, equivale a deseo.
Aperitivos shakesperianos a cargo de Dan Jemmett
Junto a los dos montajes y a modo de enlace entre ellos, Dan Jemmett prepara un menú parateatral que ofrecerá a los asistentes la posibilidad de vivir 11 experiencias escénicas diferentes. Agitando el ambiente por diferentes rincones del jardín de La Abadía desde el próximo sábado 6 de mayo, Jesús Barranco interpretará a un ser indefinido, ni hombre ni mujer, mitad Puck mitad Calibán, que brindará a gusto del consumidor acciones lúdico-poéticas relacionadas con el amor, el deseo o la vida de pareja, con resonancias de Shakespeare y actuales.
Partiendo del Manifiesto Contrasexual de Beatriz Preciado / Paul B Preciado, Puck/Barranco, alegre y transgresor, improvisa sus actuaciones a la carta. Todo dependerá de lo que pase en la tarde… Dependerá de cómo se relacione con el espectador y hasta dónde esté dispuesto el espectador a dejarse llevar. Todo será posible en este espectáculo o invasión escénica que en cualquier caso tendrá lugar antes, y posiblemente también durante y después de las dos funciones.