Silvia Pérez Cruz, una de las voces más personales del panorama actual, pone voz y música al montaje
Desde el próximo 19 de septiembre podremos ver sobre las tablas de la Sala Juan de la Cruz a Lluís Homar. Esta será la tercera vez que actúe en La Abadía, tras Play Strindberg y El hombre de teatro. En esta ocasión nos cautivará con Tierra baja, drama rural de tintes románticos que ahonda en las pasiones humanas. Una obra de referencia para el actor durante toda su trayectoria, y que en 2015 le valió el Premio Max al mejor actor protagonista. Un proyecto que nace de la necesidad, el compromiso y el deseo de sacar adelante esta “fantástica locura” donde, en forma de monólogo, Homar asume los cuatro personajes protagonistas de este clásico de Àngel Guimerà. El montaje, que dirige Pau Miró, y cuenta además con la música y la voz de Silvia Pérez Cruz, estará en cartel hasta el 7 de octubre.
Estrenada por primera vez en 1896 en Madrid, en el Teatro Español, de la mano de María Guerrero, y posteriormente, en 1897, en Tortosa y Barcelona, Tierra baja se ha convertido en una de las obras más representadas y traducidas de la lengua catalana y se ha consolidado como todo un clásico del repertorio teatral. Lluís Homar descubrió el texto cuando solo contaba con 16 años, interpretando por primera vez a Manelic con el grupo de teatro de aficionados de Horta. No fue una obra más, aquel primer contacto le permitió descubrir que quería ser actor. Más tarde, en 1990, protagonizó la mítica puesta en escena de Fabià Puigserver.
Ahora, en este montaje estrenado en Festival Temporada Alta en noviembre de 2014,Homar asume los cuatro papeles principales de la obra solo en el escenario: Lluís es Sebastián, el dueño de todo y principal representante de la Tierra Baja. También Marta, la víctima más evidente de este mundo sórdido. Y como no, Manelic, el rostro de la ingenuidad. Incluso, Nuri, la mirada de la inocencia en el drama de Guimerà.
Este texto ha marcado su carrera profesional más allá de las casualidades. Hay sobre todo una identificación con el trasfondo y la simbología de la obra de Guimerà: la complejidad, la contradicción y la lucha interna que se produce en cada uno de nosotros como individuos, contrapuesta a la dialéctica que siempre se establece en sociedad entre dos mundos antagónicos: la parte “oscura” (Tierra baja) y la parte “pura” (Tierra alta). Los cuatro protagonistas acaban revolcándose en el fango de las pasiones humanas más turbias, las de la Tierra Baja.
Esta nueva lectura es un proyecto muy personal de Lluís Homar que, conjuntamente con Pau Miró, nos presentan un Tierra baja inédito, para un solo actor, con una lectura más contemporánea, donde desde el profundo respeto por el alma de la obra original, la verdad en el terreno de la interpretación y la simplicidad en la puesta en escena, han trabajado el texto acercándolo a nuestros días, optando por una mirada más constructiva de la realidad que nos rodea, dejando que la voz de cada personaje conmueva el actor a medida que la historia avanza y mostrando todos los matices.
Pero, ¿por qué transformar este texto en un monólogo? Para Pau Miró, su director y adaptador, “esta nueva versión va directamente al conflicto, un conflicto donde se mezclan las ambiciones, las pasiones y las emociones de cada personaje. Esta soledad en el escenario nos permite mostrar con mayor claridad la complejidad que hay en cada persona, y focalizar la lucha interna que se produce en cada uno de nosotros. No estamos hechos de una sola pieza, somos fruto de nuestras elecciones. Los espectadores, más que un monólogo, verán cuatro voces en un solo actor. El vehículo de esta idea sencilla, pero sincera y generosa es Lluís”.