¿QUIÉN DIJO QUE EL DOMINGO ERA DÍA DE DESCANSO?

Sobre la obra

Toda forma de manifestación consiste en un acto de rebeldía. Manifestarse es, desde luego, un derecho, pero cada cual, a su manera y con la adecuada perspectiva, debería contemplarlo como obligación, y abdicar tantas veces como sean necesarias de ese falso confort con que la rutina deslumbra. Pero que nadie se lleve a engaño y piense que ya con su cuota contribuye, conviene aclarar que manifestación y opinión no significan  la misma cosa.

Hoy, la opinión protegida por la seguridad que da el tener perfil propio en red, se exclama en la intimidad, y sólo es necesaria ejercerla con ininterrumpida frecuencia; eso sí con un moderado uso de los caracteres que no agoten la escasa paciencia del consumidor; lamentablemente la falta de criterio no representa un obstáculo. Por contra manifestarse empuja primero y antes que nada a salir de casa para celebrar una causa común que culmina en un sueño llamado Manifiesto: obra de nadie y propiedad de todos. Un manifiesto nunca será una opinión, y si un dechado de idealismo, compromiso e imaginación. La polémica ha de rubricar la proclama, pero si sólo se queda en. eso resulta inútil del todo. El arte de la manifestación es exigente, reclama fondo de armario. Y  valor. Hace falta valor.