Uno de los primeros montajes de esta temporada, Las listas, demuestra en clave de parodia que una sociedad habitada únicamente por artistas no puede subsistir. Otros declaran lo pobre que sería la existencia sin teatro, literatura, ilusiones. “No se puede vivir sólo de la realidad, de lo práctico”, se dice en La mujer justa. Precisamente en tiempos difíciles hay que cuidar otros aspectos de la vida, aquellos que nos hacen respirar.
La Abadía ofrece un teatro que ayuda a ejercitar el músculo de la imaginación.
“¿Qué sentido tiene seguir… siempre seguir?” (Las listas)
“Todo creador es un aventurero.” (El mal de la juventud)
“Tenemos el deber de exigirnos más.” (Veraneantes)
Guiados por estas ideas, hemos tratado de articular una programación coherente con los tiempos en que vivimos. Conscientes de la coyuntura, ponemos varios espectáculos a un precio bastante inferior a nuestras tarifas habituales.
Y presentamos caras nuevas y géneros nunca vistos en estos escenarios: el baile de Israel Galván y la voz de Amancio Prada, el ciclo Los Abadías, los directores Fernando Bernués y Julio Manrique, las compañías Titzina y La Maquiné…
El mismo espíritu innovador y vitalista se percibe en las dos producciones nuevas que estamos preparando. Tanto El mal de la juventud, dirigido por un “viejo conocido”, Andrés Lima, como Veraneantes, nuestro primer proyecto con Miguel del Arco, señalan de alguna manera el peligro del desencanto y llaman a una actitud emprendedora, lejos de cualquier conformismo. Aunque sea bailando al borde del abismo, hay que mantener vivas las ganas de reinventarse.
Con cada temporada comienza algo nuevo.