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Pedro Casablanc da vida a ‘Yo, Feuerbach’ en una nueva adaptación de Jordi Casanovas

Bajo la dirección de Antonio Simón, el texto compone un retrato conmovedor de las grandezas y las miserias de la condición humana

Llega al Teatro de La Abadía Yo, Feuerbach, pieza magistral del alemán Tankred Dorst, uno de los grandes dramaturgos europeos cuya obra apenas se ha representado en nuestro país. Cuenta con la adaptación de Jordi Casanovas, uno de los autores más celebrados del teatro español contemporáneo, y la dirección de Antonio Simón. El reparto, encabezado por Pedro Casablanc como Feuerbach, se completa con Samuel Viyuela González en el papel del joven ayudante de dirección que recibe al maduro actor en decadencia para una audición. El montaje, en cartel hasta el 23 de octubre, fue estrenado con notable éxito en el Teatre Lliure el pasado mes de julio en el marco del Grec Festival 2016 de Barcelona.

Cinismo, humor, fuerza y delicadeza se dan la mano en Yo, Feuerbach, un bello e intenso espectáculo sobre las crisis sociales y personales que nos obligan a reinventarnos. Pedro Casablanc, actor que ha protagonizado varias producciones de La Abadía, siendo la más reciente Hacia la alegría de Olivier Py, asume uno de los mayores retos de su carrera en la piel de un cómico en el crepúsculo de su carrera; un artista maduro con grandes cualidades, pero con algún episodio oscuro en su pasado que le ha llevado a encontrarse sin trabajo. El abismo generacional se levanta entre él y su joven antagonista sobre las tablas, un nuevo e inexperto ayudante de dirección que acaba de llegar al mundo del espectáculo.

En palabras del director Antonio Simón, “se trata de un texto que habla de las personas que quedan fuera de foco, de la falta de generosidad de nuestra época y de la necesidad de segundas oportunidades. Habla, con una gran lucidez, de crisis personales que se enmarcan dentro de crisis sociales. Sin duda, las crisis nos obligan a tratar de vernos de forma diferente, a conocernos mejor, para poder mostrar una nueva versión de nosotros mismos que tal vez ya estaba allí, pero a la que no le prestábamos atención”.

En escena, descubrimos a un Feuerbach casi patético en su ansia por seducir al joven ayudante de dirección, que genera, a partes iguales, ternura y humor entre la audiencia. El conjunto es un ejercicio de poesía emocional que nos habla de las grandezas y de las miserias de la condición humana. La diferencia de edad entre los dos protagonistas provoca tensión pero también humor. Dos épocas y dos maneras diferentes de hacer se enfrentan así en escena. Desde el patio de butacas somos testigos de la pesadilla de un actor que envejece. Lograr un papel parece ser la única clave para su supervivencia. La genialidad y la locura están emparentadas en un personaje que es cómico y trágico al mismo tiempo.

El intérprete se rebela contra el paso de los años en una lucha enternecedora. “He sido convocado para eso, para que usted me vea, para que pueda darse cuenta de si lo que sé hacer y lo que soy corresponde a lo que usted espera”, afirma Feuerbach. Y ese aprender a verse de nuevo y a reclamar una segunda oportunidad se convierten en el eje central de una obraque habla de la creación, del arte del actor y de la representación, pero sobre todo de la vida, el aprendizaje, el amor, la gratitud, la empatía, la fragilidad y la diferencia. Pasando por todo este tobogán de emociones, la obra avanza hacia un final de gran tensión que obligará al público a tomar partido.

Yo, Feuerbach es una coproducción de Grec Festival de Barcelona 2016, Velvet Events y Buxman Producciones.

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